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La volatilidad no es un indicador de recesión en EE.UU.

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Los indicios de ralentización económica mundial han hecho mella en el mercado bursátil estadounidense este año, lo que ha generado un debate sobre la posibilidad de que tanto la economía de Estados Unidos como los beneficios de las empresas radicadas allí entren en recesión. Grant Bowers, vicepresidente del Grupo de Renta Variable Franklin, afirma que la situación actual y las perspectivas que arroja un indicador económico clave no justifican una visión tan catastrofista. En este blog de Preguntas y Respuestas (Q&A), Bowers sostiene que, con la ayuda de un consumo privado más robusto, el entorno económico y empresarial de Estados Unidos debería seguir siendo generalmente favorable durante el resto de 2016.

Grant Bowers
Grant Bowers

Grant Bowers

Vicepresidente, Analista

Gestor de Cartera

Grupo de Renta Variable Franklin

 Parece haber una desconexión entre los fundamentales relativamente sólidos que presenta la economía estadounidense y los flojos resultados que viene registrando la Bolsa en lo que va de año.  ¿Cuál cree que es el causante de este fenómeno? ¿Cree que está justificado?

Las dudas sobre el crecimiento en mercados emergentes y el desplome de los precios de la energía han suscitado en muchos el temor de que no sea posible evitar una nueva recesión, a pesar de los datos económicos generalmente favorables sobre Estados Unidos. Esto ha generado cierto pesimismo en el mercado, que en las primeras semanas de 2016 alcanzó niveles extremos.

A pesar de estos temores, seguimos creyendo que la economía estadounidense marcha a buen ritmo, y que muchos probablemente se sorprenderán a lo largo de 2016 por el modesto crecimiento de los beneficios empresariales, el sólido consumo privado y la expansión del producto interior bruto (PIB) hasta cotas próximas al 2%–3%. Estos tipos de ventas masivas generalizadas suelen brindar a los inversores a largo plazo la oportunidad de comprar títulos de empresas de alta calidad a precios atractivos. Nosotros llevamos algunas semanas buscando activamente chollos para incluirlos en nuestras carteras.

Las recientes noticias de portada han estado dominadas por las elecciones presidenciales que se celebrarán próximamente en Estados Unidos. ¿Qué consecuencias cree que tendrán las elecciones en los mercados financieros?

 La política y las elecciones no constituyen una parte relevante de nuestro análisis fundamental; preferimos centrarnos en factores tangibles, como los beneficios, el flujo de caja disponible y la identificación de buenas oportunidades de crecimiento potenciales. Sin embargo, cada vez que se altera el “status quo” se genera incertidumbre, y a los mercados no les gusta esa situación.

En mi opinión, la incertidumbre política que genera las elecciones presidenciales de Estados Unidos previstas en 2016 ha contribuido a crear parte de la volatilidad que hemos visto en lo que va de año. Es de esperar que esa volatilidad continúe en los mercados hasta que se celebren las primarias presidenciales y sepamos mejor quienes son los candidatos de los principales partidos y cuáles serán sus programas de gobierno.

Considerando la reciente volatilidad, ¿es optimista sobre el mercado de renta variable estadounidense? En ese caso, ¿por qué?

 Sí, actualmente somos optimistas sobre el mercado de renta variable estadounidense. A pesar del turbulento arranque del año, no vislumbramos una recesión en el horizonte, pues creemos que la economía estadounidense es más fuerte de lo que muchos piensan. Todas las expansiones que han ocurrido desde la Segunda Guerra Mundial han atravesado rachas de lento crecimiento. Pienso que cuando echemos la vista atrás desde finales del presente año, veremos este periodo como una pausa del crecimiento en un ciclo expansivo más prolongado.

La pujanza del consumo estadounidense es una de las razones por las que mantenemos nuestro optimismo sobre la renta variable del país. El consumo privado estadounidense representa aproximadamente dos tercios del PIB del país, de modo que la salud de los consumidores es esencial para cualquier previsión de inversión que se haga sobre Estados Unidos. El empleo y el crecimiento de los puestos laborales continúan siendo boyantes, y las restricciones que refleja el mercado laboral están comenzando a influir en los salarios y las retribuciones. Creemos que esto debería tener un efecto positivo en la confianza de los consumidores este año.

Por otro lado, la inflación sigue siendo baja, al igual que los tipos de interés. Con toda probabilidad los tipos de interés relativamente bajos continuarán sosteniendo la incesante recuperación del mercado inmobiliario en muchas áreas, dado el coste todavía asequible de los préstamos. Asimismo, creemos que aún existe una demanda de viviendas reprimida en el mercado, lo cual también debería resultar favorable.

Los bajos precios de la energía deberían ser un aliciente para los consumidores estadounidenses, pero no hemos visto que sus beneficios reviertan en todas las áreas de la economía. ¿Cree que el ahorro en gasto energético terminará por impulsar el consumo? 

 Muchos piensan que el abaratamiento de la energía permite que los consumidores dispongan inmediatamente de un dinero extra en sus bolsillos, pero la historia nos muestra que este abaratamiento constituye un indicador retardado, ya que los consumidores al principio destinan al ahorro buena parte de lo ganado inesperadamente y no cambian sus hábitos de gasto con rapidez. Gran parte de los ahorros logrados el año pasado se destinaron a amortizar deuda o a aumentar los saldos de las cuentas bancarias, dos fenómenos que hemos visto reflejados en los datos económicos. Creemos que a medida que los consumidores se sientan más confiados con estos precios energéticos más bajos, comenzarán a aumentar su gasto en bienes de consumo discrecional, dando lugar a un mayor consumo.

Usted afirmó que no vislumbra en el horizonte una recesión económica en Estados Unidos, pero algunos expertos han dicho que muchas empresas estadounidenses ya están sumidas en una “recesión de los beneficios”. ¿Cuál es su postura al respecto?

 Ya casi hemos acabado la temporada de beneficios aquí en Estados Unidos y tenemos una idea clara de cómo terminó el cuarto trimestre de 2015 y qué esperan las empresas de cara a 2016. Es cierto que el promedio de beneficios e ingresos de las empresas integradas en el S&P 500 se vio reducido en el cuarto trimestre,[1] un hecho que algunos podrían describir como una recesión de los beneficios. Sin embargo, creo que los inversores deben indagar más allá de las cifras para ver cuáles fueron las causas reales de este descenso.

De la temporada de beneficios vemos que surgieron dos temas principales. En primer lugar, la revalorización del dólar estadounidense, que supuso un escollo para muchas compañías multinacionales; el impacto de esa situación, unido a la moderación del crecimiento mundial, provocó que las empresas con una elevada exposición internacional experimentaran una ralentización de su crecimiento comparado con otras más orientadas al interior o a Estados Unidos. En segundo lugar, el abaratamiento de los precios del petróleo y del gas trajo consigo consecuencias negativas; esto se reflejó en un descenso de los beneficios interanuales superior al 70% en el caso del sector energético,[2] lo cual lastró la tasa de crecimiento media.

No obstante, el planteamiento deductivo (top-down) no siempre ofrece la imagen más clara. Cuando se examinan los beneficios desde la óptica inductiva (bottom up), analizando sector a sector, vemos que los sectores de crecimiento, como bienes de consumo discrecional y atención sanitaria, registraron resultados positivos, en términos medios, durante ese trimestre, y si suprimimos del análisis el sector de la energía, los beneficios en general fueron positivos, en términos medios (medido por el S&P 500) en el cuarto trimestre de 2015.[3]

Después de registrar rendimientos boyantes en los últimos años, los sectores de tecnología y atención sanitaria se han contraído en 2016. ¿Esta corrección ha cambiado su previsión o cree que ha creado una oportunidad de compra? 

 A pesar del retroceso sufrido este año, nuestra previsión para las empresas de tecnología y atención sanitaria sigue siendo positiva a largo plazo. En nuestra opinión, estos dos sectores presentan excelentes perspectivas de crecimiento, y es probable que se produzca una cantidad tremenda de cambios durante los próximos años.

El sector de tecnología siempre ha sufrido algunos brotes de volatilidad, pero históricamente estos sucesos han deparado excelentes oportunidades de compra para los inversores. Las perspectivas del gasto se mantienen sólidas, ya que muchas empresas se han percatado de que es preciso invertir en mejoras tecnológicas para seguir siendo competitivas en el mercado internacional. El nuevo software, la automatización de las fábricas y las analíticas de datos son herramientas que pueden mejorar la productividad y reducir el coste de producción para las empresas, lo que las permite situarse por delante de la competencia.

Algunas áreas de tecnología en que están especializadas son la ciber seguridad, el Software como Servicio (SaaS), el cloud computing (informática en la nube), los pagos digitales, la movilidad y los dispositivos inteligentes.

En el sector de atención sanitaria, nos siguen gustando las perspectivas a largo plazo que presenta, ya que el envejecimiento de la población a escala mundial dará lugar a un mayor consumo de servicios sanitarios y aumentará la demanda de mejores tratamientos y remedios. Este factor favorable demográfico, combinado con la innovación en el desarrollo de fármacos y tecnología médica, también está creando numerosas oportunidades de inversión.

En nuestra condición de inversores a largo plazo, siempre procuramos indagar más allá del ruido coyuntural del mercado y descubrir sectores y empresas que se están beneficiando de grandes tendencias de crecimiento que se extienden varios años. A menudo estas tendencias vienen inducidas por tecnologías disruptivas, innovación, cambios en los hábitos de los consumidores o transformaciones demográficas. Los tipos de ventas masivas generalizadas como el que hemos visto recientemente suelen brindar a los inversores a largo plazo oportunidades para comprar títulos de empresas de alta calidad a precios atractivos.

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¿Cuáles son los riesgos?

 Todas las inversiones conllevan riesgos, incluida la posible pérdida de capital. El valor de las inversiones puede tanto subir como bajar y los inversores podrían no recuperar todo el capital invertido. Las cotizaciones de los títulos de estilo crecimiento reflejan previsiones de beneficios o ingresos futuros y, por lo tanto, pueden bajar drásticamente si la empresa no logra cumplir esas previsiones. Las pequeñas y medianas empresas, y aquellas que son relativamente nuevas o inexpertas, pueden ser especialmente sensibles a cambios en las condiciones económicas, por lo que sus perspectivas de crecimiento son menos seguras que las asociadas a empresas más grandes y consolidadas. Históricamente, estos valores han sufrido una mayor volatilidad de precios que los títulos de grandes empresas, sobre todo en periodos cortos. En la medida en que la cartera se concentre en países, regiones, industrias, sectores o tipos de inversión específicos en cada momento, puede estar expuesta a riesgos mayores por sucesos adversos acaecidos en esas áreas concretas en comparación con otra cartera que invierta en una variedad más amplia de países, regiones, industrias, sectores o inversiones.

[1] Fuente: FactSet Earnings Insight, 16 de febrero de 2016. Para más información sobre los proveedores de datos, visite www.franklintempletondatasources.com.

[2] Ibid.

[3] Ibid.