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Qué fastidio (económico) es envejecer

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Brooks Ritchey, Director general sénior de K2 Advisors, observa más allá de los datos diarios y los debates sobre las políticas hacia una tendencia más general que podría tener unas importantes repercusiones económicas y en los mercados: el envejecimiento de la población mundial.

Brooks Ritchey
Brooks Ritchey

Brooks Ritchey
Director general sénior de K2 Advisors®
Franklin Templeton Solutions®

Como ha cantado el legendario líder de los Rolling Stones, Mick Jagger, envejecer puede ser un fastidio, y esto también vale para las economías, no solo para las estrellas de rock que se hacen mayores.

El mundo está envejeciendo (mucho en algunas áreas geográficas) y para nosotros esto está convirtiéndose sin duda en un importante lastre para el crecimiento económico, y que probablemente persistirá en el futuro.

Si observamos los datos: según la Oficina del Censo de los EE. UU., de entre los 7.300 millones de personas que hay actualmente en la Tierra, se estima que un 8,5%, o 617 millones, tienen 65 años o más.[1] Para 2050, se prevé que esa cifra sea de aproximadamente el 20%, o 1.600 millones de personas en todo el mundo. En otras palabras, en torno a una quinta parte de la población mundial tendrá más de 65 años dentro de 30. [2]

Es de destacar que para 2020 —y por primera vez en la historia de la humanidad—, se prevé que las personas de más de 65 años superen al número de niños menores de 5. Este paso está a la puerta de la esquina, y esos dos grupos de edad probablemente seguirán evolucionando en direcciones opuestas en un futuro próximo.

En los países menos desarrollados, especialmente los de Asia y Latinoamérica, esta evolución se está dando con mucha más rapidez, y se prevé que se produzca en menos de dos décadas. (Véase el gráfico que figura a continuación).

 

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La velocidad de envejecimiento de las poblaciones de los países está también aumentando de manera exponencial. Una medida utilizada habitualmente para el ritmo de envejecimiento es el número de años que tarda una población de 65 años o más en duplicarse del 7% al 14% del total. En los países más desarrollados, donde esta duplicación ya se ha producido, tardó unos tres cuartos de siglo en promedio. En Francia fueron 115 años, en Australia 73 años, en Suecia 85 años y en los Estados Unidos 65 años.[3]

La Organización Mundial de la Salud y otras entidades han observado que algunos de los países de mercados emergentes actuales —a diferencia de lo que sucedió en los mercados desarrollados en el s. XX— podrían ser algunos de los primeros países que envejezcan antes de enriquecer.

Los motivos de esta disparidad son numerosos, incluida la capacidad de prolongar la vida, la medicina moderna, las mejoras en la agricultura o la ingeniería social (por ejemplo, las políticas nacionales de hijo único de China). Sea cual sea el motivo, se trata realmente de un nuevo fenómeno que podría tener unas implicaciones importantes para el mundo en el plano económico, social y geopolítico.

Can’t Get No Satisfaction (en los mercados)

Claramente, el mundo se está volviendo más anciano (y, es de esperar, más sabio, aunque esto queda por ver). Pero ¿qué significa esto desde una perspectiva económica o, más precisamente, la perspectiva del mercado?

En primer lugar, veamos la situación actual en términos de crecimiento económico. Pese a los grandes esfuerzos de los bancos centrales para saturar al mundo de dinero, ¿qué se ha ganado realmente? Sí, hemos cambiado una depresión mundial potencialmente catastrófica y un colapso total del sistema bancario estadounidense por una depresión más moderada (que ahora se denomina la Gran Recesión). Además, en este proceso impulsamos los activos de riesgo (en algunos casos, de manera indiscriminada), a menudo a costa de las verdaderas valoraciones fundamentales y las oportunidades de alfa. Pero desde el punto de vista del crecimiento económico, ¿qué se ha ganado? Según las últimas proyecciones, parece que no mucho, al menos lo que es observable.

El 27 de abril, la Oficina de Análisis Económico indicó que la economía estadounidense había crecido solo a un ritmo anualizado del 0,5% en el primer trimestre. Esta cifra fue inferior a las expectativas, reflejando un crecimiento a la mitad de la tasa del cuarto trimestre de 2015 y la menor tasa de crecimiento trimestral desde el primer trimestre de 2014, cuando se culpó al invierno de los malos datos (al parecer, la gente se sorprendió de que hiciera frío en América del Norte). También fue el tercer trimestre consecutivo con una tasa negativa del crecimiento del producto interior bruto (PIB).

Según estas cifras, parece que los programas masivos de expansión cuantitativa (las políticas de tipos nulos, negativos, las operaciones OFPML, el MEDE, el MEEF, etc.), si bien han suavizado las consecuencias del endeudamiento excesivo, aún no han conseguido reactivar el crecimiento. ¿Por qué?

Algunos podrían afirmar que la teoría económica detrás de esos programas era errónea desde el principio (véase nuestro blog anterior: Tipos nulos, tipos negativos y consecuencias no deseadas). Otros argumentan que eran, y siguen siendo, la única vía. ¿Tal vez se necesite aún más liquidez? En mi opinión, la respuesta es probablemente algo intermedio, y es de esperar que algún día encontremos ese equilibrio.

No obstante los argumentos académicos sobre la expansión cuantitativa, hay otras dificultades estructurales reales e importantes que impactan el crecimiento económico; una crucial entre ellas es la explosión indicada del envejecimiento de la población mundial. Esta tendencia no puede ignorarse.

Time Is on Our Side? No, no lo está

La economía puede definirse como el estudio de cómo las personas toman decisiones en unas condiciones de escasez y el impacto de dichas decisiones sobre la sociedad. En un mundo futuro en que posiblemente los bienes y servicios permanezcan estables pero cada vez menos gente quiera comprarlos (escasez de la demanda), ¿qué ajuste económico natural cabría esperar? ¿Tal vez una caída de los precios? ¿Deflación?

Las tendencias demográficas son como una fuga lenta en un baño del piso de arriba. Pueden ser tan graduales y su influencia subestimarse tanto que podrían no percibirse o reconocerse durante un tiempo, tal vez décadas, hasta que la bañera destroce el techo. En otras palabras, los economistas y otros analistas a menudo no prestan suficiente atención al envejecimiento de la población mundial. Aunque el cambio demográfico ha sido hasta ahora suave y gradual, en nuestra opinión, la volatilidad potencial que podría provocar algún día para las economías y mercados mundiales es considerable. ¿Ha empezado ya a aparecer una mancha de humedad en el techo?

Cabe recordar que la producción depende de la población, no solo como mano de obra sino también como consumidores. El PIB consta de dos componentes básicos: el crecimiento de la productividad y el del tamaño de la población activa. Por consiguiente, para que una economía crezca, o bien debe aumentar la población (en edad laboral) o bien aumentar la productividad.

We’ve Been Around a Long, Long Year

Parece bastante obvio que la población activa va a dejar de crecer pronto. Por ejemplo, la generación del baby boom, los que nacieron después de la 2.ª Guerra Mundial entre 1946 y 1964. Según el Pew Research Center de Washington, DC, cada día 10.000 personas de esa generación cumplen 65 años (la edad que históricamente era la de jubilación) en los Estados Unidos. Esto empezó en 2011 y seguirá cada día hasta 2029. Hay que considerar las implicaciones de esto: ¡10.000 personas cada día!

Más jubilados significan una desaceleración de la formación de hogares, menos gasto de consumo y presiones bajistas sobre los precios de la renta variable pues la jubilación reduce el poder adquisitivo. Las personas del baby boom seguramente venderán acciones para financiar su jubilación, ya que su mentalidad cambiará de querer aumentar su patrimonio a conservarlo. Sin nuevos hogares, menos vacaciones, sin coches nuevos cada varios años, el consumo se reducirá. La asistencia sanitaria será su mayor preocupación.

Según el economista John Mauldin, los ahorros medios para una persona de 50 años en los Estados Unidos son de 42.000 $. Una pareja de 65 años puede prever pagar 218.000 $ para tratamientos médicos en los próximos 20 años. Una de cada tres personas no tiene dinero ahorrado para su jubilación a los 65 años, y casi un 40% depende al 100% de la Seguridad Social. Observando estas cifras, las rentas disponibles futuras no parecen prometedoras.

A Storm Is Threatenin’ (nuestra jubilación)

Al pensar sobre cómo será el motor económico mundial, es importante poner en perspectiva las ideas sobre el envejecimiento y el concepto occidental de jubilación. La suposición de que uno deja de trabajar a los 65 años y empieza una vida relajada de juegos de mesa, golf y un servicio de cena, seguido de la sesión de una película en una residencia para jubilados de cinco estrellas en Málaga o cualquier otro lugar soleado, es una idea social relativamente nueva, y también una definitivamente occidental.

Durante la mayor parte de la historia de la humanidad, la gente trabajaba mientras estaba en condiciones físicas de hacerlo y moría poco después (por desgracia, en algunas partes del mundo aún es una realidad). Así que esta práctica de jubilación, aunque representa un gran avance social, es relativamente nueva. Por lo tanto, las implicaciones económicas a largo plazo aún no pueden entenderse o anticiparse plenamente.

Considérese, por ejemplo, la política de hijo único de China. Ha creado un estrato social en que todos los trabajadores de la generación actual seguramente acabarán manteniendo a dos padres, cuatro abuelos, y tal vez a uno o más de sus propios hijos. Además, China no tiene un sistema de Seguridad Social u otro mecanismo de protección similar, y una gran parte de su población aún vive por debajo de lo que se consideraría el umbral de la pobreza. Ya no se trata de un menor consumo: ¿qué perspectivas tienen de simplemente vivir una vez se jubilen?

You Can’t Always Get What You Want

En nuestra opinión, las dificultades prospectivas creadas en conjunto por la tendencia del envejecimiento mundial son bastante pesimistas. Lo crucial es que si se espera que una economía crezca, debe haber un entorno económico favorable/fértil para ese crecimiento. Actualmente no parece que tengamos ese entorno, aparte de los bancos centrales inyectando liquidez en el sistema.

A pesar de los retos estructurales, podría haber algunos sectores que se beneficien de esta evolución. El sector sanitario, por ejemplo, podría registrar un fuerte crecimiento, incluida la tecnología sanitaria y el sector farmacéutico. O bien, podría resultar que la tecnología nos permita superar el déficit de producción resultante del gran número de jubilados. Tal vez las máquinas puedan producir más con menos.

La cuestión es que no podemos predecir el futuro, por lo que tal vez no consigamos lo que creemos que queremos de este cambio de paradigma en la demografía mundial. Al final, no obstante, podríamos descubrir que conseguimos algunas cosas que nunca pensamos que necesitaríamos.

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[1] Fuente: Oficina del Censo de los EE. UU., «An Aging World: 2015, International Population Reports» [El envejecimiento mundial: informes sobre la población mundial 2015], publicado en marzo de 2016.

[2] Ibíd.

[3] Ibíd.