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Ante el punto muerto del brexit, ¿podría ponerse sobre la mesa un nuevo referéndum en Escocia?

Quedan algunos asuntos por resolver entre el Reino Unido y la Unión Europea, y siguen existiendo posturas divergentes entre las partes. David Zahn, nuestro director de Renta Fija Europea, valora los últimos acontecimientos y analiza si los posibles puntos de desacuerdo dentro del Reino Unido podrían dar lugar a otro referéndum en Escocia.

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El 15 de octubre finalizó el plazo autoimpuesto por el Reino Unido para lograr un acuerdo sobre el brexit y, al no haberse alcanzado un pacto comercial entre la Unión Europea (UE) y el Reino Unido, es probable que entren en escena las reglas de la Organización Mundial del Comercio. A pesar de la firme retórica mostrada por ambas partes durante las últimas semanas, las negociaciones no han terminado todavía. La formalización de un acuerdo depende de muchos matices (los derechos de pesca en aguas británicas siguen siendo un importante punto conflictivo), pero la UE parece estar relajando ligeramente su postura sobre este aspecto.

Ahora se ha establecido un nuevo plazo para alcanzar el acuerdo, hasta mediados de noviembre, pero no nos sorprendería que volviese a ampliarse hasta finales de año. Creemos que las posibilidades de que se alcance un acuerdo son de 50-50 en la actualidad y podríamos llegar al último minuto del 31 de diciembre sin saber la respuesta. Hemos observado una fuerte recuperación de la libra esterlina y una mejora del rendimiento de los bonos del Tesoro del Reino Unido como reacción a las noticias de un posible pacto, pero sigue habiendo muchos puntos conflictivos que superar. Y, por si nos olvidamos, una vez que se alcance, el acuerdo debe abrirse camino a través de 27 Parlamentos nacionales y del Parlamento británico para obtener la aprobación.

Por el momento, en el Reino Unido hay señales que apuntan hacia la determinación de irse sin acuerdo. Creemos que esta posibilidad tendría consecuencias tangibles en los mercados financieros; probablemente los títulos del Tesoro del Reino Unido se recuperarían y habría una caída de la libra esterlina. Y, al contrario, si se alcanza un acuerdo y todo el mundo lo considera razonable, la dinámica que se impondría sería la contraria.

La brecha de la COVID-19

Con la COVID-19 se ha instaurado una interesante dinámica en el propio Reino Unido, una división entre los países desarrollados.  Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte están siguiendo distintas normas o protocolos con respecto al virus y los confinamientos; no hay un acuerdo ni una respuesta unificada.  El alcance de la brecha dependerá de qué protocolos de lucha contra la COVID-19 resulten tener más éxito.

La idea del Reino Unido como grupo homogéneo parece estarse debilitando, lo cual podría constituir un problema en el futuro. No nos sorprendería que, en los próximos años, se celebrase otro referéndum en Escocia sobre la independencia del Reino Unido y parece que se está preparando el terreno para ello, dada la intensificación de la retórica del Partido Nacional Escocés al respecto. Seguiremos los acontecimientos muy de cerca, pero la respuesta ante la propia COVID-19 podría seguir formando parte de la política mucho después de dejar de ser una prioridad.

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