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Reflexiones rápidas: La banca, la inflación y la Fed: ¿qué dirección tomamos a partir de ahora?

La agitación bancaria sigue alterando los mercados mundiales y la confianza de los inversores. ¿En qué ámbitos existen oportunidades de inversión? Stephen Dover muestra las conclusiones de nuestro último debate de expertos con los líderes de inversión de las diferentes clases de activos.

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Mientras la actual «crisis» bancaria continúa, reuní a cinco de nuestros líderes de inversión para hablar sobre las posibles oportunidades de inversión en acciones, bonos e instrumentos alternativos como el crédito privado y el sector inmobiliario.

Nuestro grupo de expertos incluye las perspectivas sobre la renta variable de Scott Glasser, director de inversión de ClearBridge Investments; una perspectiva sobre la renta fija de Mike Buchanan, director adjunto de inversión de Western Asset; una perspectiva de multiactivos de Ed Perks, director de inversión de Franklin Income Investors; las consecuencias para el sector inmobiliario comercial de Jed Belford, director de inversión de Clarion Partners; y las perspectivas con respecto al crédito privado de Rich Byrne, presidente de Benefit Street Partners. Estas son las principales conclusiones a las que he llegado a partir de este debate:

No se trata de una repetición de la crisis financiera mundial. La «crisis» bancaria actual es mucho menos severa que en 2008 y no es sistémica. De hecho, la calidad de los activos bancarios mundiales y las ratios de capital son mucho mejores. Actualmente, los bancos centrales se están coordinando a nivel mundial para ofrecer a los bancos un acceso diario a los dólares que necesitan para operar sin problemas. El «gran iceberg» que golpea los mercados financieros es la drástica subida de los tipos de interés, tras décadas en las que los tipos y la inflación fueron bajos. Lo que estamos viendo en la actualidad son las repercusiones de la subida de los tipos. El desafío para el director de la Reserva Federal estadounidense (Fed), Jerome Powell, es equilibrar la necesidad de combatir la inflación sin causar mayor estabilidad financiera. Puede que, a medida que los bancos endurecen las normas en materia de préstamos, la Fed tenga más capacidad de maniobra.

Creemos que, a corto plazo, existen más oportunidades en los bonos que en las acciones. Parece que los mayores ingresos que ofrecen actualmente los bonos resultan especialmente atractivos en relación con las acciones. Aunque las ratios precio/beneficios han caído, seguimos creyendo que los beneficios disminuirán aún más. El retroceso en los mercados de renta variable debería ofrecer oportunidades de compra más selectivas. Teniendo en cuenta los rendimientos de hoy en día, el crédito de grado de inversión y algunos ámbitos de alto rendimiento ofrecen oportunidades. Esto supone un drástico y bienvenido cambio de tendencia con respecto a 2022, uno de los peores años de la historia para los mercados de los bonos.

El optimismo de nuestro grupo de expertos con respecto a la renta fija se extiende también al crédito privado. Para ser claros, los mercados de crédito siguen siendo inestables en algunos lugares. Gran parte de las consecuencias de la subida de los tipos no se manifestarán hasta que las empresas necesiten refinanciarse. Sin embargo, ese sufrimiento se traduce en oportunidades de inversión en renta fija tanto privada como pública.

Los efectos sobre las acciones son mayores de lo que se cree. Aunque los índices de los mercados de renta variable (especialmente en Estados Unidos) han salido relativamente indemnes, esto se debe en gran parte al sólido rendimiento de las empresas tecnológicas de gran capitalización a las que los inversores acudieron en busca de seguridad. Si realizamos un análisis más en profundidad, vemos que se ha producido una caída considerable en las acciones de las pequeñas empresas y en sectores como el energético o el industrial y los sectores cíclicos, pues los mercados han valorado una mayor posibilidad de recesión. A corto plazo, estos sectores pueden estar sobrevendidos. Aunque el mercado cree que existen probabilidades cada vez mayores de que se produzca una recesión significativa, los expertos creen que lo más probable es que se produzca una recesión más moderada. Esto puede suponer una gran oportunidad para los inversores de renta variable.

Los sectores inmobiliarios comerciales están menos correlacionados. Antes de la pandemia, el ámbito de las oficinas comerciales, los pisos, las naves industriales y los centros comerciales minoristas respondieron en gran medida a los factores macroeconómicos generales de una forma similar. La pandemia hizo que esto cambiase. En primer lugar, como cada vez más las personas compran desde casa, las previsiones para las compras minoristas disminuyeron, mientras que la demanda de naves industriales se disparó. En segundo lugar, la flexibilidad del teletrabajo ha cambiado drásticamente las perspectivas para el ámbito de las oficinas comerciales. Habrá oportunidades en los inmuebles de oficinas en dificultades, cuando las empresas sepan qué hacer con sus oficinas medio vacías. No obstante, las perspectivas para otros ámbitos del sector inmobiliario comercial parecen prometedoras, en particular: naves, biotecnología y viviendas multifamiliares.

Para obtener un examen detallado de los temas sobre los que hablamos, permanezcan atentos a nuestras próximas Perspectivas de inversión mundial.

¿CUÁLES SON LOS RIESGOS?

Todas las inversiones conllevan riesgos, incluida la posible pérdida de capital. El valor de las inversiones puede tanto subir como bajar y los inversores podrían no recuperar todo el capital invertido. Los precios de los bonos generalmente varían en sentido opuesto a los tipos de interés. Por lo tanto, la cartera puede verse depreciada durante el proceso en que los bonos mantenidos en ella ajustan sus precios al aumento de los tipos de interés. Los precios de las acciones experimentan fluctuaciones, a veces rápidas y drásticas, debido a factores que afectan a empresas concretas, industrias o sectores específicos, o condiciones generales de mercado.

Las variaciones de la solvencia financiera del emisor de un bono o de su calificación crediticia pueden afectar a su valor.

La inversión en empresas privadas supone una serie de riesgos significativos, en particular: puede que dispongan de recursos financieros limitados y que no puedan cumplir con las obligaciones que les imponen sus títulos de deuda, lo cual puede venir acompañado de un deterioro en el valor de las garantías o de una reducción de la probabilidad de conseguir garantías que se podrían haber obtenido gracias a la inversión; tienen un historial de operaciones más corto, líneas de productos más reducidas y cuotas de mercado más pequeñas que las empresas grandes, lo que suele hacer que sean más vulnerables a las acciones de la competencia y los cambios en las condiciones del mercado, así como a las crisis económicas en general; tienen más probabilidades de depender de los talentos y esfuerzos de gestión de un pequeño grupo de personas; por tanto, el fallecimiento, la discapacidad, la dimisión o la rescisión de una o varias de estas personas podría tener un efecto adverso importante en la empresa de la cartera y, a su vez, en la inversión; normalmente, sus resultados de explotación son menos predecibles, en ocasiones pueden participar en litigios, pueden dedicarse a negocios que cambian rápidamente con productos sujetos a un riesgo importante de obsolescencia y pueden necesitar un capital adicional considerable para respaldar sus operaciones, financiar su expansión o mantener su posición competitiva.

Los valores inmobiliarios entrañan riesgos especiales, como caídas del valor en el sector inmobiliario y una mayor vulnerabilidad a los cambios económicos o normativos adversos que afecten al sector.

Las estrategias gestionadas de manera activa podrían sufrir pérdidas si la opinión del gestor de inversiones sobre los mercados, los tipos de interés o el atractivo, los valores relativos, la liquidez o las posibles revalorizaciones de determinadas inversiones realizadas en una cartera resulta incorrecta. No se puede garantizar que las técnicas o las decisiones de inversión del gestor de inversiones vayan a generar los resultados deseados.

La diversificación no garantiza los beneficios ni protege contra el riesgo de pérdida.

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