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Ya conocemos los resultados de las elecciones alemanas, y el Partido Socialdemócrata (SPD) ha obtenido el mayor porcentaje de votos para los escaños parlamentarios (25,7 %), lo supone una derrota para el partido de la canciller Angela Merkel, la Unión Cristianodemócrata (CDU), y su aliado en la coalición, la Unión Cristianosocial (CSU), que obtuvieron un 24,1 %. El Partido Ecologista obtuvo un 14,8 % de los votos, y el Partido Democrático Libre (FDP), un 11,5 %. Normalmente, el gobierno de Alemania está formado por una coalición, y conformar una nueva va a llevar un tiempo. En 2017, el proceso tardó cinco meses. Hasta que esto ocurra, Merkel permanecerá en su cargo actual.
Ahora es cuando empieza el verdadero trabajo en cuanto al tipo de coalición que se llevará a cabo. El Partido Ecologista quiere formar parte de la coalición, y tal y como indica su nombre, su objetivo es una mayor ecologización de la economía, lo que implica un mayor gasto para lograr financiación. Mientras tanto, el FDP suele ser un poco más austero desde el punto de vista fiscal, lo que probablemente supondrá una fuerza opositora. Es probable que esto implique una moderada expansión fiscal y una mayor ecologización de la infraestructura y la economía alemanas, algo que se considera positivo. La extrema izquierda no formará parte del gobierno, por lo que habrá gasto, pero no es probable que vaya a haber un gran presupuesto de gasto que pueda alterar el mercado de los bonos.
La triple coalición es, por naturaleza, menos estable que la presencia de solo dos partidos, pues es posible que existan opiniones y prioridades contrarias que dificulten la promulgación de políticas, sobre todo de nuevas iniciativas. Asimismo, esto implicaría que el nuevo canciller no tendría tanto poder como los anteriores. Cabe destacar que en Alemania se ha retomado una inclinación más centrista, pues la extrema izquierda y la extrema derecha no obtuvieron tan buenos resultados como en los años anteriores. Queda por ver si esto se convierte en un patrón en otras partes del mundo.
En cuanto al mercado de los bonos y los tipos de interés alemanes, la repercusión de los resultados en el mercado parece limitada, pero si en el futuro se produce una crisis europea o geopolítica, la vulnerabilidad puede aflorar ante la falta de un dirigente poderoso que mantenga unida a Europa, lo que provocaría una posible volatilidad en el mercado. Podría producirse un cambio adicional de poder hacia Bruselas y, en ese sentido, la Unión Europea debería permanecer en una buena posición, pero podría haber más disputas de las habituales sin esa sólida fuerza de liderazgo de Alemania.
A corto plazo, las medidas del Banco Central Europeo son el mayor foco de atención para el mercado de los bonos, así que eso es lo que estamos analizando por ahora.
¿Cuáles son los riesgos?
Todas las inversiones conllevan riesgos, incluida la posible pérdida de capital. El valor de las inversiones puede tanto subir como bajar y los inversores podrían no recuperar todo el capital invertido. Los precios de los bonos generalmente varían en sentido opuesto a los tipos de interés. Por lo tanto, la cartera puede verse depreciada durante el proceso en que los bonos mantenidos en ella ajustan sus precios al aumento de los tipos de interés. Las inversiones en bonos con una calificación menor conllevan mayores riesgos de incumplimiento y pérdida de capital. Las variaciones de la calificación crediticia de un bono o de la calificación crediticia o solvencia financiera del garante, asegurador o emisor del bono, pueden afectar a su valor. Las inversiones en valores de títulos extranjeros conllevan riesgos especiales, como las fluctuaciones de divisas, la inestabilidad económica y los acontecimientos políticos. Las inversiones en mercados en desarrollo entrañan riesgos más altos relacionados con los mismos factores, aparte de los asociados a su tamaño relativamente pequeño y a su menor liquidez.
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